La receta de Breaking Bad: Temporada 4

La sinopsis correspondiente como es tradición y el análisis, a continuación.

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SINOPSIS: Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de instituto, se entera de que tiene un cáncer pulmonar avanzado e inoperable. Días más tarde, cuando acompaña a su cuñado de la DEA Hank (Dean Norris) a una redada, ve a un antiguo alumno suyo, Jesse Pinkman (Aaron Paul), escapando de un laboratorio de metanfetamina casero. Más tarde, contacta a Jesse y decide asociarse con él para combinar sus habilidades y producir y distribuir metanfetamina. Walter dice que quiere darle estabilidad financiera a su esposa embarazada, Skyler (Anna Gunn) y a su hijo discapacitado, y, además, pagar su costoso tratamiento para el cáncer. Durante los primeros días de su nueva vida como productores de droga, tienen varios conflictos con los vendedores locales. Walt continúa con el negocio pese a estas dificultades bajo el seudónimo ‘Heisenberg’.

 

 

ANÁLISIS: Esto es. Por fin ha llegado. Eso que esperaba todo seguidor de esta serie lo acabo encontrando en esta temporada, o para ser francos al 100%, en los últimos 4 capítulos. Una temporada al principio con cierto suspense, con mucha relajación, tranquilidad, sosiego y hasta confianza en su medianía, pero con un imparable, increíble e impresionante torrente de intensidad que terminan en un epílogo de temporada digno de aplauso y sombrero fuera. El 4×13 es uno de los mejores episodios que un servidor ha podido ver jamás en su vida. 48 minutos de absoluta catársis recíproca entre serie y espectador. Un poco más de 3/4 de hora que disipan cualquier duda que haya provocado el transcurso de la serie en su penúltima temporada, y que aumentan, más si cabe, las ganas tremendas de atacar la 5ª y desgraciadamente última temporada.

 

Sin duda la temporada donde más protagonismo tienen los personajes secundarios. La incidencia que ejercen sobre la historia la mayoría de ellos no puede ser pasada por alto. Desde el servicial abogado Saul Goodman, presto a todo, leal a sus clientes, inmerso conscientemente en todos y cada uno de los fregados donde Walter y Jesse se meten para buscar el bien de los mismos y, por consiguiente, del negocio, hasta el propio cuñado del Sr. White, Hank Schrader, que a pesar de pasar toda la temporada en silla de ruedas, tiene una importancia bastante clave en el final de la temporada (ya que a la vez que se acerca a la pista que lo hizo volver en sus cabales, se acerca muy peligrosamente a lo más peligroso de Albuquerque y desencadena directa o indirectamente una serie de actos con consecuencias irreparables y fatales) pasando, por supuesto, por una Marie preocupada por su marido, un Walt Junior observador pero poco avispado y cuidadoso de su padre o una Skyler más preocupada del futuro negro de su ex-jefe Ted.

 

 

 

 

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Pero por supuesto, el premio se lo lleva Gus Frings y su equipo de secuaces; su mano derecha, Tyrus (que podría pasar por ser perfectamente el hermano secreto de Chris Bosh, jugador de los Miami Heat), y su hombre de confianza, Mike, que se encarga de los asuntos escabrosos y que ata con Jesse una relación profesional pero que llega a ser hasta de confianza personal. Tyrus es el vigilante, el informador, los ojos de Gus allá donde él no puede estar. Es una pesadilla constante para Walter, una incógnita para Jesse y un hombre silencioso y demasiado misterioso. Mike, por su parte, es el tipo duro, más beligerante pero cuya experiencia le sirve de pretexto a Gus para alentarle a Mike a reconducir a Jesse en el camino que les interesa. Y lo consigue, por supuesto. Gus consigue todo aquello que se propone. Todos los planes que ejecuta salen a pedir de boca, incluso controla posibles daños o contratiempos a priori inesperados. En esta temporada, Gus enseña el lado oscuro, ese demonio que todo ser humano lleva interno, pero que en Gus parece como si estuviera dominado a la perfección y sepa cuando sacarlo. Su conflicto con el cartel mexicano, donde tiene una importancia crucial su viejo conocido y enemigo Héctor Salamanca, le trae por el sendero de la amargura y buena parte de la temporada se centra en esto. Es un personaje que se puede asimilar en términos de ficción superheróica a Harvey «Two Faces» Dent (Harvey «Dos Caras» Dent)…y nunca mejor dicho.

 

 

 

 

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Con respecto a los dos protagonistas principales, es en esta temporada cuando los vemos con sentimientos floreciendo en su etapa más madura; lloran, sufren dolor, tienen miedo, alcanzan puntos de locura a veces, incluso se pelean, pero nunca llegan a perder el respeto. No el respeto cordial de mantener las formas. El respeto profesional, el de socios, el que ha surgido entre ellos durante todo el año que llevan trabajando juntos. No se desean el mal el uno al otro, velan por el interés del socio, aunque Jesse un poco menos al pasar mucho tiempo con Mike (y por consiguiente, del lado de Gus), y nunca dejan de ser sinceros en reciprocidad cuando la situación está más tensa que nunca. Jesse es el que experimenta el cambio más completo. Es un chico seguro de sí mismo, sin complejos, que ha superado por sí sólo la adicción y que incluso saca el carácter que se requiere en el negocio donde está inmerso. Su viaje a México y su comportamiento allí, de auténtico jefazo, así lo demuestran. Walter es quién pierde un poco de su identidad como Heisenberg. Se ve reemplazado, vive con el eterno miedo de sufrir represalias e incluso se aísla por momentos, pero al final saca la casta y en el último capítulo se demuestra quién es el líder de esta serie.

 

Breaking Bad tiene una 4ª temporada que empieza interesante, a rebufo del genial final de la 3ª temporada, pero que empieza, no a decaer, pero sí a minar en suspense y en intensidad teatral, que no narrativa. Se pierde un poco el vicio, las ganas de ver algo emocionante, y se deja paso a mucho potencial narrativo, pero esto no dura mucho. Aquel paciente que sepa aguantar 8 capítulos, tendrá recompensa, ya que al final de la serie se le queda pequeño cualquier calificativo. Su épica es superior al de cualquier final de película imaginable, o equiparable a cualquiera de vuestras favoritas. Su intensidad y su trabajo fotográfico, tanto como su BSO, en menor medida eso sí, sirven como elementos de decoración de una historia que ya no logramos encajar ni ver venir. Golpea, impacta, y cuando hay que saber qué nos ha golpeado, sigue. Nos deja maravillados sin posibilidad de disfrutar esa sensación, pues seguidamente viene la última temporada y, ¿quién va a esperar?. Utilizando una frase de un amigo, al que le pido permiso desde estas letras, para definir, hasta este momento esta serie, así;

 

 

 

 

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Breaking Bad, única droga de calidad.

 

 

 

 

La receta de Breaking Bad: Temporada 2

Recordemos la sinopsis de la serie aunque ya sepáis todos los que estáis leyendo este artículo de qué va la serie, ¿verdad compañeros? Vamos allá.

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SINOPSIS:

Walter White (Bryan Cranston), un profesor de química de instituto, se entera de que tiene un cáncer pulmonar avanzado e inoperable. Días más tarde, cuando acompaña a su cuñado de la DEA Hank (Dean Norris) a una redada, ve a un antiguo alumno suyo, Jesse Pinkman (Aaron Paul), escapando de un laboratorio de metanfetamina casero. Más tarde, contacta a Jesse y decide asociarse con él para combinar sus habilidades y producir y distribuir metanfetamina. Walter dice que quiere darle estabilidad financiera a su esposa embarazada, Skyler (Anna Gunn) y a su hijo discapacitado, y, además, pagar su costoso tratamiento para el cáncer. Durante los primeros días de su nueva vida como productores de droga, tienen varios conflictos con los vendedores locales. Walt continúa con el negocio pese a estas dificultades bajo el seudónimo ‘Heisenberg’.

ANÁLISIS:

Evolución. Esa es probablemente la definición de esta segunda temporada. La serie sufre un proceso evolutivo que, aunque muy gradual, se muestra bestial a la llegada del último capítulo de la temporada. Y no sólo la serie en sí. Es decir, no sólo es su argumento el que se ve cambiado y madurado, sino todos y cada uno de los personajes, la misma Albuquerque y hasta el propio Vince Gilligan, que sin duda alguna no sabía que estaba entramando una historia que iba a terminar siendo legendaria e internacionalmente aclamada.

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La temporada pasada acababa con Walter y Jesse firmando una sociedad necesaria aunque algo temerosa con el adinerado y violento camello llamado Tuco. La siguiente empieza en el mismo sitio, y desde ese preciso momento, hasta la caída del extraño oso rosa quemado a lo Harvey Dent en la season finale, o lo que es lo mismo, el episodio 2×13, Walter y Jesse, o Heisenberg y su socio, ya no serán los mismos.

Por un lado tenemos a Walter, que durante esta temporada sufre un cambio brutal en sus dos vertientes o personalidades, y este cambio es inversamente proporcional en cada una de sus dos vidas; La vida del Sr. White es cada día más negra, su familia se le viene cada vez más encima. El tema de la enfermedad le cansa y su familia no hace otra cosa que tenérselo presente, aunque sus intenciones sean lo contrario. Intentan ayudarle siempre. Skyler va a todas sus sesiones y reuniones con el equipo médico, se vuelca demasiado y esto parece extenuar a Walter, que tiene bastantes tira y afloja con su mujer. Su hijo incluso le hace un detalle enorme por medio de un blog en internet y a él sólo le acarrea un sentimiento de rechazo, ya que no quiere la caridad del mundo, obviando por completo el gran gesto de su hijo. 

La vida, por el contrario, de Heisenberg se ve crecida en autoconfianza y cada día más fortalecida. Gana en carisma, tiene más control de la situación e incluso se permite intimidar con su malicioso e inaguantable mirada. De hecho, hay diferentes situaciones, como la escena del Tequila en la fiesta de la familia White, donde Heisenberg se come la personalidad de Walter como hacía, y muy bien citamos en el análisis de la 1ª temporada, Hyde con el Dr. Jekyll, sacando el lado oscuro y tenebroso de un hombre que parece impensable siquiera imaginar que lo tiene. Muchas veces incluso necesita Walter un poco de Heisenberg para controlar una situación, como si la tentación, más allá de tentadora, se haya convertido en ayudante y necesaria.

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En el otro extremo está Jesse. Quizá estemos presenciando el Jesse más perdido y alejado de su socio y por consiguiente del negocio. Puesto casi todos los capítulos, casi hospedado en la calle, sin la ayuda de sus padres e incluso con la crueldad justificada y merecida en parte por sus mismos progenitores, Jesse solamente ve la luz cuando conoce a una chica gracias a la búsqueda de una nueva casa. Jane (Krysten Ritter) es una tatuadora de estilo algo oscuro que lleva en el programa de desintoxicación 18 exitosos meses. Su padre la adula y está muy pendiente de ella y de su día a día. Jesse y ella no congenian de un principio, pero la química estalla e inician una relación que tiene consecuencias nefastas para los dos, afectando incluso a terceras personas, como el caso de Walter y de su preocupación por la evidente manipulación que Jane ejerce sobre Jesse.

Finalmente, Walter se ve obligado, más que por interés profesional por aprecio incluso paternal hacia la figura de Jesse, a actuar y a mediar por Jesse para intenta que viese la luz, pero éste queda totalmente KO debido a los acontencimientos trágicos que se suceden al final de la temporada. Ese poco arraigo entre ambos que se percibía en la 1ª temporada empieza a desaparecer y florece un sentimiento de protección y aprecio de carácter paternofilial por parte de Walter, ante el cáliz de indudable peligrosidad que toma la vida de Jesse.

En definitiva, Walter es un hombre que se va labrando su soledad por la sobreprotección que le da al negocio y al personaje de Heisenberg, que no quiere pero no puede negarse a cuidar a Jesse, quién ha descuidado su vida por completo y que ve como lo único que ha valorado de verdad en su vida se ha esfumado por su culpa, y quizá lo único agradable para el primero sea el nacimiento muy tardío de su hija, el cual se pierde por el cierre de un negocio redondo con el nuevo distribuidor, lo que es a su vez la mejor noticia para un Jesse que aún desconoce de quién se trata, y también todos nosotros los ansiosos de más cristal azul y de más Breaking Bad.

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